jueves, 13 de enero de 2011

Estupor y temblores

 Cuando estuve en Marrakech quise descubrir La Mamounia, el magnífico hotel en el que Hitchcock, además de haber rodado El hombre que sabía demasiado, comenzó a darle vueltas a su idea de Los pájaros. Iba bien vestida, pero me fallaba el calzado, así que no pude entrar.

El codiciado enclave se me volvió a resistir otro día que lo intenté, el mismo en que acabé frustrada por una búsqueda que terminó teniendo un sentido. Extraño, eso sí. Quería visitar una galería de arte situada, al parecer, en una segunda planta, pero por más que preguntaba, en ningún lugar de la zona especializado en la misma materia sabía de su existencia. Había carteles por muchas tiendas anunciando su exposición de imágenes de Sarah Moon, pero cuando lo señalabas, nadie sabía indicar dónde se escondía.

En medio de mi alteración por dar vueltas y vueltas, volví a La Mamounia sin necesidad de pisar sus estancias. Mirando hacia la zona alta de los edificios en busca de ese pequeño refugio artístico, entendí la nombrada ocurrencia fílmica de Hitchcock: un enorme grupo de pájaros -¿serían cuervos?- se movían agitados entre los árboles y emitían un sonido ensordecedor. Esa era la rebelión imaginada y me había topado con ella siguiendo una promesa artística curiosamente vendida con la imagen de un loro.

Semanas después empezaron a aparecer aves negras muertas en distintos lugares del mundo.

Empecé a temblar.

3 comentarios:

  1. Si en vez del mitico hotel "La Maumonia" (y tan mitico,como que no existe)hubieras ido a "La Mamunia",seguramente hubieras encontrado la exposición.

    ResponderEliminar
  2. Querido anónimo, gracias por tu comentario.

    Te paso un link para aclarar el problema:

    http://www.mamounia.com/

    Un abrazo.

    ResponderEliminar